Monday, May 21, 2012

Palabras mudas


Tengo tanto que contar... Decir por ejemplo que prefiero la magia de un atardecer a la clara de la mañana; los huevos al desayuno, el te de las dos, mariposas y no libélulas. Las palabras bonitas antes que las caricias fingidas, los besos en lugar de los abrazos y la complicidad de nuestra mirada.

Tengo tanto que contar, que cuando pienso en las palabras se forma un trabalengua en mi boca. El recuerdo de tu mano acariciando mi espalda pone a temblar mi cuerpo. Tu mirada cruzándose con la mía en una tarde de lluvia haciendo tiritar mi existencia. Gritar y no contar, que mi momento favorito es cuando todo se pone blanco, cuando miro al cielo y una neblina espesa cubre el alma. Como cuando tus manos dibujan mi cuerpo, y me olvido de esos detalles que a veces quisiera esconder... Contar que tu disfrute es mi goce, que tus palabras son mi vicio sin fin y que justo cuando se aproxima una despedida,  mi cuerpo ya piensa en la bienvenida.

Contar, por ejemplo, cómo tus manos se acoplan a cada parte de mi cuerpo, cómo mi cabeza encaja en ese espacio que reservas para mi cuando me abrazas. Callar, eso sí, como escurre la pasión en mí cuando te pienso, te toco y te siento. Hay tanto que quisiera decir, como cuando en el silencio de la noche mi piel y tu piel buscan el punto de intersección,  olvidando donde comienza uno y termina el otro.


Hay tanto que quisiera contar, que como no me son permitidas las palabras, dejaré que sean tus manos las que acaricien las teclas correctas que en silencio... entonarán la más bella melodía.